La espada, símbolo de poder y arma, ha escrito incontables renglones de nuestra historia. Ha representado a grandes caballeros, derrocado a reyes e impuesto nuevos señores con su filo. Forma parte a día de hoy de las mejores leyendas y está rodeada de todo tipo de mitos.
Esa incomprendida y misteriosa arma del medievo. En esta segunda parte me gustaría abordar algunos de los mitos relacionados con la espada para, de una vez por todas, enterrarlos para siempre. En mis anteriores artículos hemos hablado de las erróneas ideas que se suelen tener sobre las armas del medievo, esa época "brutal e ignorante". En este caso me gustaría intentar borrar esas ideas nacidas precisamente de la ignorancia y hacerlas desaparecer.
El peso de las espadas.
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Montante o Zweihander.
Espada usada a dos manos.
Notese las lengüetas
que se usaban
como doble guarda. |
De vez en cuando el que suscribe se encuentra con personas ya sea en la vida real o en foros de debate aseverando sobre el gran peso de las espadas, o sobre como es necesario ese peso para atravesar armaduras, romper la guardia del contrario, conseguir herirle, etcétera. Un señor que me paró por la calle al ver que iba cargando espadas, me dijo que el antes se dedicaba a la forja de espadas, pero que las hacia "muy reales, y pesaban seis o siete kilos". La espada del cid he llegado a oír que pesaba doce kilos. La de Willian Wallace veinticinco kilos. Mucha gente se sorprendería al saber que la espada mas pesada de la que tengo conocimiento, ha sobrevivido hasta nuestros días pesando cuatro kilos y es una espada de "parada". No significa que sea para parar los ataques ni nada parecido. Significa que era para desfile, es decir, para maravillar a los aldeanos en desfiles y alardes militares. -Toma Helmut, y no la muevas mucho que te vas a partir las muñecas-. La espada de uso mas pesada que conozco está en torno a los dos kilos y medio, se trata de un montante. Hablaremos de ellos más adelante.
Hablando concretamente de la etapa medieval, las espadas solían responder a una necesidad concreta, como dijimos en el anterior artículo. Me gustaría reservarme el hablar en detalle de las categorías de las espadas y sus tipos para un siguiente artículo, por lo que voy a generalizar. Una espada medieval, digamos del siglo XII, podría pesar desde novecientos a mil doscientos gramos aproximadamente. Un ejemplar que tuve en mis manos en una visita al Museo Arqueológico de Cambridge de esta misma época estaba pesando mil noventa y dos gramos de peso. Cuando nos vamos a espadas de dos manos (muchas veces mal llamadas de mano y media) el peso sube considerablemente. Hablamos de entre mil doscientos y hasta unos mil ochocientos gramos de peso. Aún así este tipo de armas están equilibradas según las necesidades haciendo que su manejo se adapte al uso.
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Espada Italiana del año 1400 aproximadamente. La inscripción árabe reza que fue regalada por un sultán egipcio al Arsenal de Alejandría. Posiblemente se trate de un botín de guerra. Pesa solamente 740 gramos. |
Muchas veces se habla de esta o aquella espada con su equilibrio adelante o atrás. Cada espada tiene su equilibrio. Si a un caballero del siglo XI le damos una espada con el equilibrio en la mano se encontrará con un arma muy ágil, pero poco efectiva para el uso que le va a dar. El señor que está a lomos de un caballo quiere un arma que le favorezca el corte, por tanto el equilibrio debería de estar mas cercano a la punta que a la mano. Obviamente en este caso es mas cómodo que la distribución de masas del arma te ayude a la forma de uso. Así pues una espada civil del siglo XV sería mas lógico que tuviera un equilibrio mas cercano a la mano que a la punta, ya que el escenario es totalmente distinto. Hablamos de un arma civil, de punta muy afilada, en un momento en el que el uso de la punta se empieza a favorecer frente a los cortes. La sección del arma es totalmente distinta también. De lenticular a romboidal. El fin de todo esto es intentar explicar que tanto el equilibrio como el peso de las armas depende principalmente de su uso.
Retomemos por un momento el caso de la espada del Cid y la de William Wallace.
Para que la espada que se le atribuía al Cid pesara trece kilos estaríamos hablando de una espada que midiendo lo que mide tendría un grosor de hoja de cuatro o cinco centímetros. Pensemos un poco. Si así fuera, realmente haría falta toda una piedra de afilar para conseguir rebajar ligeramente los cantos del arma, y con métodos modernos hablaríamos de posiblemente varios discos de radial. De los de corte. Volviendo al peso, El Cid, como campeón de la cristiandad en su tiempo llevaría en la mano el equivalente a una bombona de butano. Pudiendo llevar una espada de mil doscientos gramos capaz de hacer el trabajo perfectamente.
Willian Wallace usaría una espada de nueve o diez centímetros de grosor o el equivalente a una maleta de viaje llena de lingotes de hierro. Mas de uno llegado este punto podría decir que ellos eran mas fuertes. Analicemoslo. Algunos de estos señores llegaban a los doce años y se les ponía una espada en la mano. Obviamente al alcanzar los dieciséis eran un auténtico portento, tendría una musculatura de brazos y hombros prácticamente especializada en el uso de las armas con las que han entrenado. Yo personalmente no quisiera estar cerca de la dirección de corte de una de sus armas. Sin embargo, cualquiera de nosotros que hiciéramos lo mismo, no acabaríamos igual que ellos, sino mucho mejor. Tenemos una alimentación mas equilibrada que en aquellos tiempos lo que favorece el desarrollo de la musculatura. Es decir, solo eran mas fuertes porque hacían mayor actividad física que un oficinista del siglo XXI. Hay que aceptarlo. En definitiva, la espada que podríamos usar nosotros, es la espada que ellos usarían.
Añadiré que ademas, en según que épocas, encontrar aceros homogéneos no era sencillo. En su momento ya hubiera costado forjar una espada con ochocientos gramos de hoja de acero homogéneo, imaginaos una espada de trece kilos.
Espadas que lo cortan todo.
He llegado a escuchar autenticas barbaridades. Especialmente de los sables japoneses. Hace ya bastante tiempo un joven entusiasta de las armas japonesas me comentaba algo dubitativo durante nuestra práctica de kendo que un katana sería el arma definitiva, ya que cortaría al caballero medieval con armadura y todo. Sería genial, ya que no haría falta gastarse una millonada en máquinas de corte por agua o plasma para cortar acero. Podemos usar un katana japonés forjado por un kaji experimentado con un coste de solo seis mil euros y pagar un sueldo a un señor que corte acero con ella. ¿Verdad?. Me cuesta incluso imaginarlo.
He llegado a escuchar a gente que querían comprar un katana que fuera capaz de cortar un árbol, una roca, un pañuelo de seda dejado caer sobre el filo. En general una sarta de barbaridades, la mayoría de ellas causadas por el némesis del conocimiento. La imaginería de Hollywood. Me gustaría aclarar que no tengo nada en contra del cine y la televisión. Es mas, disfruto mucho con según que películas, pero tenemos que intentar no ser crédulos con cualquier cosa que vemos.
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Espada de dos manos
hecha por Julio Armenteros. |
Las espadas están diseñadas para cortar elementos concretos. El filo de las espadas depende principalmente de su uso, y por tanto una espada con un filo muy agudo y delgado estará especializada en cortar elementos blandos. A mayor filo mejor penetración pero menor contundencia. Muchas de las espadas, ya sean medievales, europeas o japonesas están diseñadas por, digamos, los ingenieros de la época. Realmente sabían como hacer las armas para conseguir su objetivo, y los diseños obsoletos terminaban por desaparecer. Esto es, efectivamente, el caso de toda la tecnología a lo largo de la historia y como ahora, la tecnología bélica solía ser de las principales áreas de avance. Como decíamos en el anterior artículo, una espada responde a una necesidad y no suele ser "todo terreno". Esta necesidad requiere normalmente de un tipo de filo. Los katanas tienen una sección de hoja con uno largo y en reducción desde mas de dos tercios de su ancho porque busca el mejor perfil para penetrar objetivos blandos. Normalmente si se encontrara con un elemento duro lo pasaría bastante mal. Una simple cota de mallas, incluso de las modernas y malas, ya resulta todo un problema para un arma de corte tan especializada. Creedme, lo hemos probado.
No creáis que la espada europea es mejor en esto. Dentro de su inmensa variedad tiene todo tipo de filos, dependiendo de si nos vamos a encontrar con elementos armados y objetivos desprovistos de armadura. En este sentido, si los japoneses tuvieran a señores con cota de mallas también hubieran llegado a las mismas conclusiones que los europeos, nada mas. En la era de auge de la cota de mallas la sección solía ser lenticular, ya que es la que posiblemente ofrece mejor equilibrio entre buen corte y resistencia. Según las protecciones se hicieron mas y mas completas, se empezó a hacer armas mas rígidas y normalmente de secciones romboidales. En definitiva, el filo depende de su uso, y ninguna espada se hizo con la intención de cortar acero limpiamente.
Además, un filo que todo lo corta plantea muchos problemas, como por ejemplo el logístico. Hace tiempo escuché algo que viene al caso. En la Grecia antigüa un alumno le dice a su maestro "Maestro, he descubierto el disolvente universal" y el maestro le responde entre risas que donde lo estaba guardando. Pues con un espada que lo corta todo sería lo mismo. ¿En que vaina podríamos guardarla?.
Aceros místicos.
También relacionado con los sables japoneses, el acero plegado miles de veces es uno de mis temas favoritos. De nuevo en referencia al artículo anterior, el resultado técnico de las magníficas hojas japonesas de acero plegado es, sobre todo por la impureza de los aceros de la nación. Este método se dice que es originalmente chino. El proceso de separación de los aceros duros y blandos es completo y largo de explicar, pero cuando la pieza está lista para dar forma todo se hace mas sencillo. Se ejecuta calentando y doblando un numero limitado de veces la pieza. La idea de forjar una misma hoja miles de veces es una barbaridad. De aceros sin duda podría hablar mucho mejor nuestro buen amigo Germán "Azote", pero me gustaría dejar un pequeño comentario al respecto.
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Cuchillo comercial
hecho usando la
técnica de Damasco. |
Se dice que la superioridad de las armas japonesas se debe a las propiedades "mágicas" del acero que usan, y las técnicas de forjado. Dejemoslo claro. Son técnicas estupendas, consiguen resultados impresionantes, pero a día de hoy los aceros homogéneos son sin duda alguna mejores que cualquier acero plegado. Si bien es cierto que tienen propiedades distintas y para según que cosas podrían ser mejores, un acero que carece de "microsoldaduras" sigue siendo estructuralmente mejor. También se suele confundir el acero de damasco con el plegado japones. Hay nueve mil kilómetros de distancia entre Damasco y Tokio, mas o menos lo mismo que entre los dos aceros. Aunque los resultados puedan parecer similares no es correcto llamar acero de damasco a la técnica japonesa.
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Katana comercial forjada usando
la técnica de tatara con acero
tamahagane. |
Me gustaría añadir que si tomamos un acero homogéneo y lo empezamos a plegar, llegará un punto en el que la descarburización lo haga mucho peor de lo que era originalmente. Especialmente si se pliega miles de veces. En la cantidad de plegados siempre se comete el mismo error. Comprensible, pero error al fin y al cabo. Una hoja plegada miles de veces es una barbaridad, de hecho se suelen plegar ocho o doce veces todo lo más. Lo que si que alcanza en números a miles son las capas resultantes ya que cada vez que plegamos elevamos en a la segunda potencia el numero de capas. Solo hacen falta diez plegados para conseguir mil veinticuatro capas, y esto es lo que lleva a la confusión de las hojas "forjadas miles de veces".
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Espada Ulfberth hallada en España y datada en los siglos X o XI. Considerada
una excelente pieza y encontrándose en un excelente estado de preservación
pese a su antigüedad |
Para finalizar con los materiales mágicos, hablemos de la mejora del acero. En las épocas en el que las espadas eran principalmente de hierro, cuenta la leyenda que un forjador llamado Ulfberth descubrió, posiblemente de manera accidental, que al forjar las hojas usando carbón como combustible el resultado era mejor que con otros medios. Al usar el carbón, nuestro amigo estaba añadiendo carbono al compuesto, consiguiendo pues mediante este proceso un material mas resistente y tenaz. Es decir, carburizaba la pieza. La leyenda continua con que sus armas se hicieron famosas hasta el punto de que se le atribuían capacidades mágicas. La gracia de este asunto es que siglos después, podemos encontrar espadas, que se les ha inscrito el nombre de VLFBERTH, hasta el punto de haber encontrado es España una espada del siglo XI con esta inscripción. Teniendo en cuenta que el forjador llevaría siglos muerto o se trataba de un taller de armeros con cierta tradición, o se trata de uno de los primeros casos de usurpación de marca y falsificación, o realmente se creía que por inscribir el nombre de tal afamado forjador le daría mejores propiedades. Por desgracia es difícil de saber.
El canal de las espadas.
Me fascina que la gente piense que el canal de las espadas se ideó con la intención de introducir aire en la herida o facilitar el desagrado. Es fascinante desde diversos aspectos, sin duda. Dos hechos.
Hecho número uno. La prohibición de armas blancas en España está en hojas de mas de doce centímetros de filo porque se considera que es lo mínimo para no dañar órganos internos. Las espadas tienen unas hojas de cinco a diez veces este tamaño. Muchos de los canales de espada no llegan a la punta de esta, algunos ni siquiera llegan al tercio de la hoja. Para poder hacer que "entre aire en la herida" a través del canal habría que introducir bastante mas que doce centímetros.
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Espada atribuida tradicionalmente
al Gran Capitán. |
Hecho número dos. Aunque consiguiéramos introducir la hoja hasta el punto del canal, el cuerpo no succionaría aire hacia el interior. Hay en juego valores como la presión sanguinea y la densidad de la sangre de las que prefiero no hablar, pues soy desconocedor de los detalles concretos. En general es mucho más probable que la herida sea fatal por dañar algún órgano, que llegar a causar una embolia pulmonar o similar. Es decir a nivel físico o médico esto es una barbaridad. Viene a ser parecido a si lanzamos una roca de hielo de doscientos kilos contra alguien y pretendemos decir que murió del frío.
¿Para qué sirve el canal entonces?. El canal aligera y otorga rigidez al añadir la curva a la sección de la hoja. Esta es una técnica usada en prácticamente cualquier industria de estructuras, como ejemplo las vigas de perfil en forma de H que son mas resistentes que sus equivalente sólida y sustancialmente mas ligeras. Es mas, hay quien cree que la idea de estructuras acanaladas o con perfiles profundos la adoptó la arquitectura de los diseños de armas. No sabría si afirmarlo, la verdad. Hay hojas que tienen dos, tres o cinco canales, incluso hojas en las que hay decenas de pequeños canales a lo largo de la hoja con la intención de dar, con menor material, mayor rigidez al arma.
En definitiva, espero sinceramente haber aclarado un poco las ideas, y que tengáis una imagen mas clara de nuestra arma medieval preferida.
Rufino Acosta.
acosta.rufino@gmail.com